miércoles, 5 de noviembre de 2008

No tengo palabras

Hoy me ha dado por sentarme delante del ordenador en casa, que debe de ser que no estoy suficientes horas en la oficina.

Viendo el telediario, bueno mejor, escuchando el telediario han comentado que Barack Obama ha hecho, no se cuantísimos años después (no he prestado atención), realidad el sueño de un gran hombre: Martin Luther King.

Han comparado su "Yes, We Can" con "I have a dream" y cómo debe de ser que me aburro, pues me he puesto a buscar uno y otro. Es increible cómo hablan, cómo se expresan con las manos, cómo transmiten esas ganas. No tengo palabras para expresar cómo me he sentido al leerlo. Os dejo aquí el Yes, We Can, ojala en este país tuviéramos la suerte de que nuestros políticos tuvieran la misma oratoria, en vez de insultarse públicamente. No perderé la esperanza por eso.

Besetes.



Se trataba de un credo plasmado en los documentos que fundaron y declararon el destino de una nación…

Sí podemos.

Fue susurrado por los esclavos y los abolicionistas mientras avanzaban por el sendero rumbo a la libertad…

Sí podemos.

Fue cantado por los inmigrantes mientras llegaban desde costas lejanas y por los pioneros que viajaban al Oeste enfrentando una tierra salvaje e inclemente…

Sí se puede.

Fue el llamado de los trabajadores que se organizaron; de las mujeres que exigieron el derecho a voto; por el presidente que escogió a la luna como una nueva frontera y por un Rey que nos llevó hacia la cima de montaña y nos enseñó el camino hacia la Tierra Prometida.

Sí se puede, con justicia e igualdad.

Sí se puede, con oportunidad y prosperidad.

Sí se puede aliviar a esta nación.

Sí podemos reparar a este mundo.

Sí se puede.

Sabemos que la batalla que enfrentaremos será larga, pero recordemos siempre que no importan los obstáculos que se interpongan en nuestro camino, nada puede interponerse ante el poder de millones de voces que exijan el cambio.

Nos han dicho que no podemos lograrlo, por un coro de cínicos, cuyos parloteos se intensifican y se vuelven disonantes. Nos han pedido que nos detengamos a reflexionar sobre la realidad. Nos han hecho advertencias sobre ofrecerle falsas esperanzas a esta nación.

Pero en historia improbable que es Estados Unidos, nunca ha habido falsedad en la esperanza.

Hoy las esperanzas de la pequeña que asiste a una escuela deteriorada en Dillon son las mismas que los sueños del chico que aprende en las calles de Los Ángeles; recordaremos que algo está sucediendo en Estados Unidos; que no estamos tan divididos como sugieren los políticos; que somos un sólo pueblo; somos una sola nación y juntos iniciaremos el siguiente gran capítulo de la historia americana con tres palabras que retumbarán de costa a costa, de un mar al otro…
Sí se puede.

2 dime argo...:

Enigmática dijo...

No hay color (y nunca mejor dicho) entre el discurso de Obama y los que presenciamos en este país. Ojalá el tiempo todo lo cambie.

Un beso,

Enigmática

Casandra dijo...

Es hermoso, pero las palabras son sólo palabras y a menudo se las lleva el viento. Un besito!!!